Al servirla en copa amplia, se aprecia una alta gasificación, crea una buena capa de espuma blanquecina que se mantiene durante un largo rato. La burbuja es constante y se ve ascendiendo en hilera continua. Es una cerveza con un bonito color de miel.
El aroma es de cálida bienvenida, supongo que asocio el olor a miel al cariño de las abuelas cuando se está enferma... Se combina con un aroma fresco y ligeramente cítrico, a lúpulo, que le da un toque chispeante. También un poco de olor a plátano.
El primer sabor detectado es dulce, y seguidamente se le nota la intensidad del alcohol, que queda en el fondo, pero no deja amargor tras tragarlo. Lo que perdura es un ligero sabor a galleta, no muy intenso, a alguna malta ligeramente tostada. Me recuerda a alguna otra belga, no recuerdo a cuál. En todo este tiempo la espuma continúa cremosa y compacta.
Me ha costado mucho describir esta cerveza. Me gustó, pero es como esas canciones que se escuchan y nos quedamos con la sensación de que necesitamos escucharlas un par de veces más a ver si caen hacia el lado del sí o del no...Sí, me gustó, pero no ha sobresalido. Le tendré que dar una segunda oportunidad a ver qué descubro, pero eso será en las próximas navidades...
Vídeo: Cervezas Fort
No hay comentarios:
Publicar un comentario